Hace unos años, en 2007, hicimos una travesía por el sur de la isla de Córcega. Salimos desde Bonifacio, donde se dividen las aguas dando nombre hacia el noroeste el mar Mediterráneo y hacia el noreste el mar Tirreno.
Navegamos hacia Ajaccio, una preciosa singladura costeando la cara suroeste de la isla, acantilados, mar azulisimo, viento costero hasta llegar al puerto. Auténtico puerto marinero mediterráneo.
Dos días después, navegamos rumbo sur para pasar por el estrecho de Bonifacio hacia aguas del mar Tirreno y subir costeando hasta el Golfo de Porto Vecchio. Una bahía protegida de aguas turquesas, un paisaje mas «suave» que en la cara opuesta, la gastronomía francesa con el mejor marisco y vinos de la zona invitaban a parar el tiempo y quedarse allí una larga temporada.
Pero todo lo bueno tiene un final, nos tocaba regresar a Bonifacio y devolver el velero, no sin antes hacer la promesa de volver por esta paradisíaca isla francesa, a reencontrar sus callejuelas, sus pintorescas playas y esa paz que se vive por estos lares.
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